Diego de Giráldez; Manuel Torres; Tino Grandío; Angel Sevillano; Paco Leiro; Colmeiro; Laxeiro; Eugenio Granell; Arturo Souto y Jorge Castillo.
LOS 30 ARTISTAS MÁS PROPUESTOS POR LOS GALLEGOS
En la panorámica del Arte Gallego han recibido votos :
Francisco Asorey González,
Serafín Avendaño Martínez,
Arturo Baltar Santos,
Isidoro Brocos Gómez,
Luis Caruncho Amat,
Jorge Castillo,
Manuel Colmeiro Guimarães,
María Antonia Dans Boado,
Isaac Díaz Pardo,
Diego de Giráldez,
En la panorámica del Arte Gallego han recibido votos :
Francisco Asorey González,
Serafín Avendaño Martínez,
Arturo Baltar Santos,
Isidoro Brocos Gómez,
Luis Caruncho Amat,
Jorge Castillo,
Manuel Colmeiro Guimarães,
María Antonia Dans Boado,
Isaac Díaz Pardo,
Diego de Giráldez,
Tino Grandío,
Ánxel Huete Vales,
Ánxel Huete Vales,
Antón Lamazares,
Laxeiro (José Otero Abeledo),
Laxeiro (José Otero Abeledo),
José Lodeiro,
Urbano Lugrís González,
Carlos Maside García,
Julia Minguillón Iglesias,
Urbano Lugrís González,
Carlos Maside García,
Julia Minguillón Iglesias,
Antonio Murado,
Leopoldo Nóvoa García,
Manuel Prego de Oliver,
Rogelio Puente Díaz de la Rocha,
Leopoldo Nóvoa García,
Manuel Prego de Oliver,
Rogelio Puente Díaz de la Rocha,
Xaime Quessada,
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao,
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao,
Luis Seoane,
Ángel Sevillano Estremera,
Carlos Sobrino Buhigas,
Arturo Souto Feijoo,
Alfonso Sucasas Guerra,
Ángel Sevillano Estremera,
Carlos Sobrino Buhigas,
Arturo Souto Feijoo,
Alfonso Sucasas Guerra,
Manuel Torres,
Virxilio …
Pero los 10 más votados han sido:
Eugenio Granell;
Arturo Souto Feijoo;
Francisco Leiro Lois;
Ángel Sevillano Estremera;
Jorge Castillo Casalderrey;
Manuel Colmeiro Guimarás;
José Otero Abeledo Laxeiro;
Diego de Giráldez;
Pero los 10 más votados han sido:
Eugenio Granell;
Arturo Souto Feijoo;
Francisco Leiro Lois;
Ángel Sevillano Estremera;
Jorge Castillo Casalderrey;
Manuel Colmeiro Guimarás;
José Otero Abeledo Laxeiro;
Diego de Giráldez;
Manuel Torres y
Tino Grandío.
DIEGO DE GIRÁLDEZ
Manuel Diego Gómez de Giráldez, pintor y escultor, nació en A Cañiza (Pontevedra), em 1956. Desde muy temprana edad comienza a interesarse por el dibujo y la escultura, exponiendo desde 1975. En la década del 76 al 86 realiza más de cien exposiciones entre las que se encuentran las realizadas en Vigo, Pontevedra, Gerona, León, Barcelona, Madrid, Cádiz, Salamanca, París y en diversas e importantes ciudades de Portugal, Suiza,...
Su obra se encuentra en infinidad de Museos, entre otros:
Museos de Artes Contemporáneas - El Cairo (Egipto), Toledo,...,
Museos de Bellas Artes -Santander, La Coruña, Murcia,...,
Museos Provinciales - Lugo, Pontevedra, Ciudad Real, Guadalajara, Cáceres, Badajoz, Menorca, Melilla,...,
Museos Diocesanos, Museos Municipales, Museos Específicos, Museos Portugueses, Museos de otras partes del mundo de la importancia del : Vaticano, etc….,....
Inconfundible la obra de este pintor, hiperrealista y sin embargo con frecuencia onírico. Hijo de un marino, vive su infancia en la villa natal, en un ámbito casi campesino. A los 8 años su familia se traslada a Vigo y se instala en la calle Real, de peculiar arquitectura decimonónica, entre la Colegiata neoclásica y el barrio marinero del Berbés. Diego queda huérfano de padre un año antes, y ya se interesa por el dibujo y la pintura. Su madre alienta esta vocación y lo lleva a Madrid para que conozca el Museo del Prado nuevamente, puesto que ya lo había visitado cuando vivía su progenitor. El niño devora libros de medicina, especialmente de anatomía. Y trabaja con pasteles, deseando dominar la técnica, que llega a ser en él pasión casi enfermiza.
Su primera exposición la realiza en Vigo, en 1975, con éxito sorprendente. Salta a Cataluña y allí se confirma su acogida. Repite incansablemente exposiciones en toda España, hasta el punto de que no debe quedar ciudad o villa importante donde no haya mostrado su obra. Viaja por Europa y pasa larguísimas jornadas en los museos. Llega a conocer a fondo a Velázquez, Zurbarán, Goya. Su obra es seleccionada para la muestra colectiva denominada «Maestros del realismo español de la vanguardia». Expone en el extranjero, sorprendiendo siempre la peculiar actitud plástica que adopta, con verismo impresionante en sus representaciones, en las que, sin embargo, hay una fantasía evidente y un inquietante misterio implícito.
De Suiza a Portugal su obra gana prestigio. La elogia el gran crítico, prematuramente muerto, Santiago Amón. La adquieren museos de España y del extranjero. En cierto modo, es único, irrepetible, su peculiar modo de utilizar el pastel mezclado con el óleo en barra. Giráldez es un realista diferente. Cuando representa un objeto, cualquier cachivache doméstico -un vaso, un huevo- su representación, como acontecía con Zurbarán, lo separa del mundo común para mayusculizarlo y ser únicamente él, El Huevo, El Vaso, el Excelentísimo Señor Huevo humilde y magnificado.
Sus cuadros religiosos representan un mundo diferente, táctil, obsesionante. Sus gallos muertos parecen vivir en una imaginaria taxidermia. La deliberada desproporción entre los objetos representados nos conduce a un surrealismo también peculiar. Desde la máxima exactitud referencial, la pintura de Diego de Giráldez es inquietante, capaz de conmover al espíritu menos sensible.
JOSÉ OTERO ABELEDO “LAXEIRO”
José Otero Abeledo, más conocido por su pseudónimo Laxeiro (Lalín, 1908 - Vigo, 21 de julio de 1996), fue un pintor español.
Nacido en Galicia, emigró a Cuba con sus padres, y allí trabajó en tareas artesanales que iban acercándole al arte, desde el grabado a la vidriería. Debido a una enfermedad volvió a España en 1931, viviendo en Galicia] una existencia bohemia y alegre. Su presencia en cafés y tabernas de Vigo es constante hasta los años cincuenta. Apenas recibió clases de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo.
De nuevo se marcha a América, para residir bastantes años en Buenos Aires, donde realiza una amplísima obra. Regresa de nuevo a España y trabaja en Madrid y en Vigo, donde ha transcurrido la mayor parte de su dilatada existencia. Pintor que se valora más después de su fallecimiento, quizás debido al buen funcionamiento de su fundación y al apollo político e institucional.
Entre sus galardones cabe destacar la Medalla de la Bienal de Pontevedra, la Medalla Castelao de la Junta de Galicia y la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Vigo. Cuenta con museo propio en Vigo, una sala monográfica en el Museo de Castrelos de Vigo y amplia representación en todos los de Galicia, así como en numerosas colecciones privadas de España y América.
Su infancia rural la ha sublimado en 'su pintura, que se divide en tres etapas: la inicial, apegada a mundos de ensoñación, de barroquismo, siempre en paleta sobria de tierras y ocres; en la segunda, probablemente la más intensa y personal, alterna lo folclórico y lo religioso, desde una visión personal, vagamente relacionable con Rembrandt, probablemente su artista más admirado. La tercera etapa le acerca a modos postcubistas, de clara raíz picassiana, en la que esquematiza su dibujo, a base de figuras silueteadas, con línea de grafismo quebrado y colores planos e intensos, siempre con el negro como dominante.
MANUEL COLMEIRO GUIMARÁS
Manuel Colmeiro Guimarás nace en Silleda (Pontevedra) en 1901. Siendo muy pequeño, su familia se instala en Buenos Aires, en donde inició sus estudios, aunque en realidad carece de formación académica. Fueron sus compañeros el argentino Demetrio Urruchúa y los españoles Pompeyo Audivert y Plana Casas.
Realizó su primera exposición en Vigo en 1928 en los salones del Faro de Vigo. La Diputación provincial de Pontevedra le concedió pensión para estudiar en París, donde estableció su residencia durante muchos años. De regreso a España se recluyó en su casa de la aldea de San Fiz, cerca de Silleda, aunque su presencia en Vigo es frecuente. Hizo exposiciones en numerosas ciudades del mundo. De carácter antológico las tuvo en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, en París y en otras ciudades importantes.
El intimismo, el concepto lírico de los ambientes, un bucolismo siempre dominante caracterizan la obra de este pintor, identificado con la Escuela Española de París, de la que formó parte como miembro destacado, aunque al fin sea gallego, en cuanto su pincel ambienta, crea y personaliza.
Está representado en museos de todo el mundo, y cuenta con salas monográficas en el de Vigo. Rechaza el museo personal, aunque sí estaría dispuesto a colaborar con su obra en un gran museo de Galicia, a cuya creación prestaría todo su apoyo.
Su pintura parte de los modos post cezannescos, y en cierta manera queda siempre patente la influencia francesa de las consecuencias del impresionismo, aunque, donde quiera que haya residido, Colmeiro es siempre: ferias campestres, escenas del trabajo rural, faenas domésticas, entre las que destaca la elaboración del pan. Sus paisajes y bodegones llegan a la pura síntesis formal y están construidos directamente con el color.
Enemigo del protagonismo, renuncia a homenajes, jurados y cualquier otra forma de exhibición personal. Suele trabajar en varios cuadros al mismo tiempo, porque gusta de "calentar las teclas", en un proceso mental perfectamente graudado, casi orquestal, aunque su música, deliberadamente, es de cámara, sin ninguna grandilocuencia. Su dibujo es esquemático.
Fallece en Salvaterra do Miño (Pontevedra) en 1999.
JOSÉ CASTILLO CASALDERREY
José Castillo Casalderrey, (Pontevedra; 1933), pintor español.
Pasa su infancia en Argentina, donde su padre, negociante y viajero, tuvo que radicarse por razones políticas y donde morirá en plena Guerra Civil Española.
Desde sus primeros años ya dibujaba incansablemente, realizó una serie de ilustraciones inspiradas en los relatos de "Corazón", de Edmundo de Amicis, libro en aquellos años de divulgación considerable.
Fue un irregular estudiante, inicia trabajos manuales y escribe relatos. Un accidente callejero le lleva a trabajar en una industria mecánica, donde aprende dibujo técnico. Comienza a conocer la pintura contemporánea y lee incansablemente.
A partir de 1950 se dedica intermitentemente a la pintura y traba amistad con gallegos notables residentes en Buenos Aires, como Laxeiro, Manuel Colmeiro Guimarás y Luis Seoane.
Permanece en la Argentina hasta 1956, año en que viene a España y cumple el servicio militar en Zaragoza, donde parovecha el tiempo libre para pintar. En 1958 traba amistad con Juana Mordó, entonces a cargo de la Galería Biosca. Se relaciona con artistas españoles de renombre. Extiende inicialmente su nombre a París y fija residencia en Barcelona, donde se casa en 1961 y enviuda dos años más tarde. Se instala en París y conoce a la italiana Marienza Binetti, quien durante años ejercerá una intensa influencia en el artista, y a la que retrata incansablemente. Su obra se abre caminos en toda Europa y en Nueva York en los años finales de la década de los sesenta. Su tríptico de grandes dimensiones titulado "Palomares", sobre el incidente de la bomba atómica perdida por los norteamericanos en aguas del bajo Mediterráneo, alcanza fama mundial.
En 1969 es invitado a residir y trabajar durante un año en Berlín, donde realiza numerosas pinturas, grabados y esculturas. En los años sesenta la fama de Castillo se consolida, y sus exposiciones se producen en las principales galerías del mundo, lo que da lugar a que escriban sobre Castillo los más importantes críticos. En 1977 aparece la primera monografía sobre el artista gallego, escrita por Werner Haftmaum. En 1982 se vincula a la célebre galería Marlborough, árbitro del arte contemporáneo en Estados Unidos.
Nuevas monografías en diversos países entre ellas la escrita por Carter Ratcliff. Sus esculturas se emplazan en lugares públicos de las ciudades más importantes del occidente europeo. En España se consagra definitivamente con la publicación de la citada monografía de Ratcliff por ediciones La Polígrafa. Adquieren obra suya importantes museos, como el Guggenheim de Nueva York, donde al artista fija su residencia y tiene un amplio estudio.
En su ciudad natal, Pontevedra, se le dedica una sala especial durante la celebración de la Bienal, en 1988. La citada galería neoyorkina y el Meadows Museum de Dallas, Texas, le dedican grandes exposiciones que se repiten en Barcelona y Santiago de Compostela durante el año 1990.
La obra de Jorge Castillo figura en museos de todo el mundo, desde Estados Unidos a Jerusalén. Compostela será sede de su museo permanente, por acuerdo del artista con la Junta de Galicia y el Ayuntamiento de Santiago.
Se aproxima al surrealismo, del que parten muchas de sus creaciones, aunque también está cerca, a veces, de un cierto hiperrealismo muy personal.
Hay una etapa puramente testimonial, auque subjetivizada, en sus cuadros de Nueva York, donde la perspectiva de las arquitecturas gigantes de esta urbe es disculpa para ejercicios plásticos inconfundibles.
Tanto como su pintura importan su escultura y su obra gráfica, probablemente el aspecto que lo ha divulgado más en ámbitos internacionales.
ÁNGEL SEVILLANO ESTREMERA
Ángel Sevillano Estremera nace en Vigo (Pontevedra) en 1942. Su padre, poeta y periodista, amigo de pintores, le habitúa, desde muy niño, a convivir con artistas, entre ellos Colmeiro, con quien mantendrá una amistad permanente.
Realiza los estudios superiores de Bellas Artes, desde 1962 a 1967, en San Carlos, Valencia, y San Fernando, Madrid, pensionado por la Diputación provincial de Pontevedra. Al concluir los estudios gana pensión de paisaje para El Paular. Se dedica a la enseñanza, como profesor de dibujo en Institutos de Enseñanza Media en Vigo, Santiago, Sanxenxo y Carril.
Durante cuatro años reside en Venezuela, país que recorre, así como otros de Sudamérica, lo que influye en su concepto del color y la forma. Realizó una amplia labor de ilustrador en el desaparecido diario «Arriba» y en otros medios.
Comienza a exponer muy joven, a principios de la década de los sesenta, en Vigo, y lo ha hecho en numerosas ciudades de España y Sudamérica. Ha viajado por Francia y el Norte de África. Poseen obras suyas los museos de Vigo, Sada, La Coruña y Pontevedra.
Sevillano cultivó inicialmente el paisaje, desde un expresionismo directo, en verdes y negros, para derivar hacia una composición de figuras muy personal, en la que la multitud juega un papel fundamental en escenas de la vida cotidiana. Una paleta caliente y lírica, y un temperamento poético, invade la pintura de este artista, que de la América hispana y autóctona nos trajo una tipología exótica, ambientada en fondos de oro y plata, como si de los iconos orientales aprovechara los ambientes para idealizarlos a su modo. A veces, vagamente influido por Chagall, nos da criaturas que levitan, semovientes que vuelan y pájaros que se humanizan, en ambientes donde todo es ingrávido y como si respondiera a una fábula primitiva recreada por Miguel Angel Asturias. Sus bodegones, de una etapa intermedia, tienen una gama neutra muy orquestada, en tierras, ocres y azules ocasionales, de sencilla y profunda emoción.
FRANCISCO LEIRO LOIS
Francisco Leiro Lois, pintor y escultor español.
Nace en Cambados (Pontevedra, Galicia) en 1957. De familia de artesanos, se incia en el oficio de la mano de su padre, cantero. Conoce la madera y el hierro al mismo tiempo que el "granito del país".
Expone por vez primera en su villa natal, en 1975. El año siguiente acude a Madrid, a una exposición colectiva de gallegos en la tradicional sala Toisón de la calle Arenal. Acude a las Bienales de Pontevedra y no es premiado. Las muestras de ARCO, en Madrid, cuentan con él desde 1986.
La Galería Malbourough, templo mundial del arte contemporáneo, se interesa por el gallego y lo «ficha» cuando el artista, no ha cumplido aún los 30 años, caso único en el mundo y que en Galicia sólo tiene una compañía, la del también pontevedrés Jorge Castillo, si bien éste llega a tal distinción cuando cuenta medio siglo de existencia.
Francisco Leiro: El Astronauta (Valdemoro, Madrid, 2001).Su obra aparece en lugares públicos: Estación de Renfe, en Vigo; Institutos de Enseñanza Media de Carril, Pontevedra; Concello de Vigo. La ciudad atlántica le encarga una obra, que ya se conoce por «El Sireno». Acero inoxidable sobre dos altísimas columnas de granito pulido, verdes y negras. Otea el mar y ausculta la ciudad en su vieja Puerta del Sol.
Su obra está en museos de arte moderno de todo el mundo. Las grandes colecciones e instituciones públicas se la disputan.
El propio artista suele llamar a algunas de sus piezas, «cousas», porque en cierto modo son indefinibles. Todas las materias son válidas para sus formas, aunque sin duda es la madera, los viejos y añosos troncos de carballos y castiñeiros de Galicia, donde mejor se expresa. Para Leiro vale la expresión atribuida a Miguel Angel de que escultura es quitarle al bloque lo que le sobra. A hachazos, a cuchilladas, a dentelladas casi, trabaja la materia, para darnos su peculiar visión trágica o irónica de la vida. Mutilaciones, rostros de ahogado grito desgarrador, humanidades ciclópeas, ideaciones y conceptos humanizados.
ARTURO SOUTO FEIJOO
Arturo Souto Feijoo nace en Pontevedra, en julio de 1902, hijo del magistrado y pintor Alfredo Souto Cuero, que fue su primer maestro.
Los diferentes destinos de su padre le llevan a vivir en Oviedo, Zaragoza, Lugo y A Coruña, hasta que se establece en Sevilla, en 1920. Su padre le inclina por una carrera más positiva, y cursa estudios de aparejador. Todos los años pasan el verano en Galicia, y los ambientes rurales y marinos influirán decisivamente en la inicial visión plástica de Arturo. El artista busca ambientes cerrados para sus acuarelas, como son los cafés cantantes e incluso las casas de lenocinio, apasionado por la figura femenina y en concreto por el desnudo.
En 1922 se instala en Madrid e ingresa en San Fernando, donde coincide con Dalí y otros artistas de posterior renombre. Aficionado a las tertulias, convive con escritores e intelectuales y traba amistad con Valle Inclán.
Hace el servicio militar en Vigo y realiza su primera exposición en 1925, año en el que participa en el Manifiesto de Los Ibéricos, con un grupo de inconformistas con el adocenado arte oficial de la España de aquel tiempo, que no quiere saber que existen Picasso, Juan Gris, Julio González, Gargallo y otros. En el grupo están Alberto Sánchez, Rafael Alberti, Manuel Angeles Ortiz, Francisco Bores, el vigués José Frau. La exposición de este grupo, en el Palacio del Retiro, constituye un grito y una revolución.
La corta pensión paterna la amplía Arturo Souto decorando porcelanas, y consigue dinero para su primer viaje en París, en 1926]. El segundo, en 1928, becado por la Diputación de Pontevedra. Se entusiasma con las nuevas corrientes estéticas de la capital francesa. Trabaja intensamente y se interesa por Giorgio de Chirico, cuya influencia acusará.
Regresa a España, participa en colectivas importantes y realiza muestras en 1929 y en 1930. Todas las técnicas le son accesibles: pastel, gouauche, acuarela, óleo. Un esteticismo dandi y cierto decadentismo preside la obra de esta época. Por medio del médico y poeta Luis Pimentel, del grupo "Ronsel", el Círculo de las Artes de Lugo le encarga seis paneles para sus salones. Obras en las que se plasma toda la personalidad del gallego. Viene la república y Souto se identifica con ella, significándose políticamente, al firmar el Manifiesto dirigido a la opinión pública y a los poderes oficiales. Conoce bien a pintores vascos, con alguno de los cuales, como el malogrado Aurelio Arteta, se identifica temática y técnicamente.
Se suceden sus exposiciones, en Madrid, Bilbao, A Coruña, Vigo. Su obra salta fronteras y se muestra en Cophenague y Berlín. En 1934 obtiene el premio de Roma, donde permanece hasta 1936, en cuyo mes de julio, encontrándose en Madrid, le sorprende la revuelta militar que deriva en guerra civil.
Participa activamente en la propaganda republicana con dibujos y carteles. En 1937 asiste al congreso internacional de escritores que se celebra en Valencia y expone en la Internacional de París, en el pabellón diseñado por Sert donde está el Guernica de Picasso, a quien ha conocido un par de años antes. En 1938 expone en Bruselas y es elogiado por el pintor James Ensor.
Concluye la guerra, con la derrota republicana, y en 1939, desde Valencia, Souto parte para el exilio. Se detiene en La Habana, donde expone, y después va a Nueva York, Los Angeles, Filadelfia. En 1942, por mediación de su amigo el diplomático y poeta Torres Bodet, se traslada a México, donde inmediatamente celebra su primera exposición y lo hará muchas veces, identificándose parcialmente con modos autóctonos que parten de los grandes muralistas.
En 1962 cruza el Atlántico, desembarca en Vigo y celebra una exposición en la desaparecida sala Velázquez. La muestra es un fracaso. Sus antiguos amigos apenas le hacen caso. Profundamente defraudado, recoge la obra, reniega de esas amistades y expone en Madrid, Bilbao y Compostela. Permanece en España hasta principios de 1964. En marzo regresa a México. Pintando, lo que le apasionaba y hacía magistralmente, fallece el 3 de julio siguiente.
Su obra se ha extendido por el mundo, figura en Museos de España y de América. Con motivo de la Bienal de Pontevedra, de 1984, se celebra una gran exposición antológica de pintor, que se repite en Vigo, en 1988.
Souto tiene muy diferentes etapas como pintor. Se inicia en un modernismo decadentista, elegante y mundano. La sucede otra muy francesa, con influencias que Van de Bonnard a Toulouse-Lautrec. Salta a la italiana, que recuerda a Chirico, y se entusiasma con el arte japonés, del que da una visión muy personal, de colorismo exquisito y exultante. La etapa americana es mucho más neutra de color, de intención racista, hierática, influida por el muralismo indigenista.
En medio, siempre, un pintor de mancha nerviosa, barroquizante, muy moderno, capaz de captar los más variados ambientes, desde las fiestas populares al mundo del mar y de la mitología.
EUGENIO GRANEL
Eugenio Granell nace en La Coruña en 1912. Estudió el bachillerato en Santiago de Compostela y se trasladó a Madrid a finales de la década de los veinte, para continuar su vocación musical. Falleció en 2001.
Acude a tertulias en el Madrid republicano y conoce a las principales figuras literarias, inclusive a Valle-Inclán.
En el periodo derechista de la República es detenido, pasa varios meses en la Cárcel Modelo de Madrid. Se integra en el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Durante la contienda, como militante republicano, es destinado a Valencia y Cataluña. Más tarde pasará al frente de Aragón.
La derrota republicana en la guerra civil le lleva al exilio. En Francia vive los campos de concentración, de algunos de los cuales consiguió fugarse. Conoce la invasión nazi. Consigue viajar a América en la diáspora republicana, con recuerdos de escritores como Orwell y Peret, que ha conocido.
Se unirá a las corrientes surrealistas, y llegará a exponer en Marx Ernst, Wifredo Lam y otros de ese movimiento, no las conocía antes de concluir la guerra sino por referencias del orensano Cándido Fernández Mazas. Se vincula a esos modos de expresión plástica cuando se encuentra en el Caribe, en Santo Domingo. Destaca tan pronto, que su primer gran cuadro lo adquiere el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Conoce a los grandes surrealistas franceses, incluido el «papa» André Breton.
La dictadura del general Rafael Leónidas Trujillo le invita a cambiar de isla, y marcha a Puerto Rico, donde establece contactos con intelectuales exiliados, como Juan Ramón Jiménez, Federico de Onis, Américo Castro]. Nuevo salto, a Estados Unidos; en concreto a Nueva York, donde es profesor algunos años, hasta jubilarse como emérito del Brooklin College, tras doctorarse.
Algunas de sus obras literarias se reeditan en España, como «Lo que sucedió...», que había obtenido el premio Don Quijote en 1967. Regresa con fama bien asentada de pintor, y sus exposiciones se suceden en España, con grandes elogios de la crítica. Exposiciones monumentales de su obra son las que se realizan en A Coruña y en el Centro Cultural de Caixavigo. Su obra está en museos de todo el mundo. Guarda escritos y testimonios de André Breton, Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, Miró, Pablo Neruda.
La pintura es cromatismo, en carmines, verdes, azules, negros, está dicho en siluetas perfectamente delimitadas, y sobre fondos contrastantes. Algo, y no poco, queda de las expresiones de Alberto Sánchez, con Julio González, innovador de formas que ha conocido este siglo.
Eugenio Fernández Granell fallece en Madrid en octubre de 2001. La Xunta de Galicia le concede a título póstumo la Medalla de Oro de Galicia 2001 por su trayectoria en el mundo de las artes.
DIEGO DE GIRÁLDEZ
Manuel Diego Gómez de Giráldez, pintor y escultor, nació en A Cañiza (Pontevedra), em 1956. Desde muy temprana edad comienza a interesarse por el dibujo y la escultura, exponiendo desde 1975. En la década del 76 al 86 realiza más de cien exposiciones entre las que se encuentran las realizadas en Vigo, Pontevedra, Gerona, León, Barcelona, Madrid, Cádiz, Salamanca, París y en diversas e importantes ciudades de Portugal, Suiza,...
Su obra se encuentra en infinidad de Museos, entre otros:
Museos de Artes Contemporáneas - El Cairo (Egipto), Toledo,...,
Museos de Bellas Artes -Santander, La Coruña, Murcia,...,
Museos Provinciales - Lugo, Pontevedra, Ciudad Real, Guadalajara, Cáceres, Badajoz, Menorca, Melilla,...,
Museos Diocesanos, Museos Municipales, Museos Específicos, Museos Portugueses, Museos de otras partes del mundo de la importancia del : Vaticano, etc….,....
Inconfundible la obra de este pintor, hiperrealista y sin embargo con frecuencia onírico. Hijo de un marino, vive su infancia en la villa natal, en un ámbito casi campesino. A los 8 años su familia se traslada a Vigo y se instala en la calle Real, de peculiar arquitectura decimonónica, entre la Colegiata neoclásica y el barrio marinero del Berbés. Diego queda huérfano de padre un año antes, y ya se interesa por el dibujo y la pintura. Su madre alienta esta vocación y lo lleva a Madrid para que conozca el Museo del Prado nuevamente, puesto que ya lo había visitado cuando vivía su progenitor. El niño devora libros de medicina, especialmente de anatomía. Y trabaja con pasteles, deseando dominar la técnica, que llega a ser en él pasión casi enfermiza.
Su primera exposición la realiza en Vigo, en 1975, con éxito sorprendente. Salta a Cataluña y allí se confirma su acogida. Repite incansablemente exposiciones en toda España, hasta el punto de que no debe quedar ciudad o villa importante donde no haya mostrado su obra. Viaja por Europa y pasa larguísimas jornadas en los museos. Llega a conocer a fondo a Velázquez, Zurbarán, Goya. Su obra es seleccionada para la muestra colectiva denominada «Maestros del realismo español de la vanguardia». Expone en el extranjero, sorprendiendo siempre la peculiar actitud plástica que adopta, con verismo impresionante en sus representaciones, en las que, sin embargo, hay una fantasía evidente y un inquietante misterio implícito.
De Suiza a Portugal su obra gana prestigio. La elogia el gran crítico, prematuramente muerto, Santiago Amón. La adquieren museos de España y del extranjero. En cierto modo, es único, irrepetible, su peculiar modo de utilizar el pastel mezclado con el óleo en barra. Giráldez es un realista diferente. Cuando representa un objeto, cualquier cachivache doméstico -un vaso, un huevo- su representación, como acontecía con Zurbarán, lo separa del mundo común para mayusculizarlo y ser únicamente él, El Huevo, El Vaso, el Excelentísimo Señor Huevo humilde y magnificado.
Sus cuadros religiosos representan un mundo diferente, táctil, obsesionante. Sus gallos muertos parecen vivir en una imaginaria taxidermia. La deliberada desproporción entre los objetos representados nos conduce a un surrealismo también peculiar. Desde la máxima exactitud referencial, la pintura de Diego de Giráldez es inquietante, capaz de conmover al espíritu menos sensible.
JOSÉ OTERO ABELEDO “LAXEIRO”
José Otero Abeledo, más conocido por su pseudónimo Laxeiro (Lalín, 1908 - Vigo, 21 de julio de 1996), fue un pintor español.
Nacido en Galicia, emigró a Cuba con sus padres, y allí trabajó en tareas artesanales que iban acercándole al arte, desde el grabado a la vidriería. Debido a una enfermedad volvió a España en 1931, viviendo en Galicia] una existencia bohemia y alegre. Su presencia en cafés y tabernas de Vigo es constante hasta los años cincuenta. Apenas recibió clases de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo.
De nuevo se marcha a América, para residir bastantes años en Buenos Aires, donde realiza una amplísima obra. Regresa de nuevo a España y trabaja en Madrid y en Vigo, donde ha transcurrido la mayor parte de su dilatada existencia. Pintor que se valora más después de su fallecimiento, quizás debido al buen funcionamiento de su fundación y al apollo político e institucional.
Entre sus galardones cabe destacar la Medalla de la Bienal de Pontevedra, la Medalla Castelao de la Junta de Galicia y la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Vigo. Cuenta con museo propio en Vigo, una sala monográfica en el Museo de Castrelos de Vigo y amplia representación en todos los de Galicia, así como en numerosas colecciones privadas de España y América.
Su infancia rural la ha sublimado en 'su pintura, que se divide en tres etapas: la inicial, apegada a mundos de ensoñación, de barroquismo, siempre en paleta sobria de tierras y ocres; en la segunda, probablemente la más intensa y personal, alterna lo folclórico y lo religioso, desde una visión personal, vagamente relacionable con Rembrandt, probablemente su artista más admirado. La tercera etapa le acerca a modos postcubistas, de clara raíz picassiana, en la que esquematiza su dibujo, a base de figuras silueteadas, con línea de grafismo quebrado y colores planos e intensos, siempre con el negro como dominante.
MANUEL COLMEIRO GUIMARÁS
Manuel Colmeiro Guimarás nace en Silleda (Pontevedra) en 1901. Siendo muy pequeño, su familia se instala en Buenos Aires, en donde inició sus estudios, aunque en realidad carece de formación académica. Fueron sus compañeros el argentino Demetrio Urruchúa y los españoles Pompeyo Audivert y Plana Casas.
Realizó su primera exposición en Vigo en 1928 en los salones del Faro de Vigo. La Diputación provincial de Pontevedra le concedió pensión para estudiar en París, donde estableció su residencia durante muchos años. De regreso a España se recluyó en su casa de la aldea de San Fiz, cerca de Silleda, aunque su presencia en Vigo es frecuente. Hizo exposiciones en numerosas ciudades del mundo. De carácter antológico las tuvo en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, en París y en otras ciudades importantes.
El intimismo, el concepto lírico de los ambientes, un bucolismo siempre dominante caracterizan la obra de este pintor, identificado con la Escuela Española de París, de la que formó parte como miembro destacado, aunque al fin sea gallego, en cuanto su pincel ambienta, crea y personaliza.
Está representado en museos de todo el mundo, y cuenta con salas monográficas en el de Vigo. Rechaza el museo personal, aunque sí estaría dispuesto a colaborar con su obra en un gran museo de Galicia, a cuya creación prestaría todo su apoyo.
Su pintura parte de los modos post cezannescos, y en cierta manera queda siempre patente la influencia francesa de las consecuencias del impresionismo, aunque, donde quiera que haya residido, Colmeiro es siempre: ferias campestres, escenas del trabajo rural, faenas domésticas, entre las que destaca la elaboración del pan. Sus paisajes y bodegones llegan a la pura síntesis formal y están construidos directamente con el color.
Enemigo del protagonismo, renuncia a homenajes, jurados y cualquier otra forma de exhibición personal. Suele trabajar en varios cuadros al mismo tiempo, porque gusta de "calentar las teclas", en un proceso mental perfectamente graudado, casi orquestal, aunque su música, deliberadamente, es de cámara, sin ninguna grandilocuencia. Su dibujo es esquemático.
Fallece en Salvaterra do Miño (Pontevedra) en 1999.
JOSÉ CASTILLO CASALDERREY
José Castillo Casalderrey, (Pontevedra; 1933), pintor español.
Pasa su infancia en Argentina, donde su padre, negociante y viajero, tuvo que radicarse por razones políticas y donde morirá en plena Guerra Civil Española.
Desde sus primeros años ya dibujaba incansablemente, realizó una serie de ilustraciones inspiradas en los relatos de "Corazón", de Edmundo de Amicis, libro en aquellos años de divulgación considerable.
Fue un irregular estudiante, inicia trabajos manuales y escribe relatos. Un accidente callejero le lleva a trabajar en una industria mecánica, donde aprende dibujo técnico. Comienza a conocer la pintura contemporánea y lee incansablemente.
A partir de 1950 se dedica intermitentemente a la pintura y traba amistad con gallegos notables residentes en Buenos Aires, como Laxeiro, Manuel Colmeiro Guimarás y Luis Seoane.
Permanece en la Argentina hasta 1956, año en que viene a España y cumple el servicio militar en Zaragoza, donde parovecha el tiempo libre para pintar. En 1958 traba amistad con Juana Mordó, entonces a cargo de la Galería Biosca. Se relaciona con artistas españoles de renombre. Extiende inicialmente su nombre a París y fija residencia en Barcelona, donde se casa en 1961 y enviuda dos años más tarde. Se instala en París y conoce a la italiana Marienza Binetti, quien durante años ejercerá una intensa influencia en el artista, y a la que retrata incansablemente. Su obra se abre caminos en toda Europa y en Nueva York en los años finales de la década de los sesenta. Su tríptico de grandes dimensiones titulado "Palomares", sobre el incidente de la bomba atómica perdida por los norteamericanos en aguas del bajo Mediterráneo, alcanza fama mundial.
En 1969 es invitado a residir y trabajar durante un año en Berlín, donde realiza numerosas pinturas, grabados y esculturas. En los años sesenta la fama de Castillo se consolida, y sus exposiciones se producen en las principales galerías del mundo, lo que da lugar a que escriban sobre Castillo los más importantes críticos. En 1977 aparece la primera monografía sobre el artista gallego, escrita por Werner Haftmaum. En 1982 se vincula a la célebre galería Marlborough, árbitro del arte contemporáneo en Estados Unidos.
Nuevas monografías en diversos países entre ellas la escrita por Carter Ratcliff. Sus esculturas se emplazan en lugares públicos de las ciudades más importantes del occidente europeo. En España se consagra definitivamente con la publicación de la citada monografía de Ratcliff por ediciones La Polígrafa. Adquieren obra suya importantes museos, como el Guggenheim de Nueva York, donde al artista fija su residencia y tiene un amplio estudio.
En su ciudad natal, Pontevedra, se le dedica una sala especial durante la celebración de la Bienal, en 1988. La citada galería neoyorkina y el Meadows Museum de Dallas, Texas, le dedican grandes exposiciones que se repiten en Barcelona y Santiago de Compostela durante el año 1990.
La obra de Jorge Castillo figura en museos de todo el mundo, desde Estados Unidos a Jerusalén. Compostela será sede de su museo permanente, por acuerdo del artista con la Junta de Galicia y el Ayuntamiento de Santiago.
Se aproxima al surrealismo, del que parten muchas de sus creaciones, aunque también está cerca, a veces, de un cierto hiperrealismo muy personal.
Hay una etapa puramente testimonial, auque subjetivizada, en sus cuadros de Nueva York, donde la perspectiva de las arquitecturas gigantes de esta urbe es disculpa para ejercicios plásticos inconfundibles.
Tanto como su pintura importan su escultura y su obra gráfica, probablemente el aspecto que lo ha divulgado más en ámbitos internacionales.
ÁNGEL SEVILLANO ESTREMERA
Ángel Sevillano Estremera nace en Vigo (Pontevedra) en 1942. Su padre, poeta y periodista, amigo de pintores, le habitúa, desde muy niño, a convivir con artistas, entre ellos Colmeiro, con quien mantendrá una amistad permanente.
Realiza los estudios superiores de Bellas Artes, desde 1962 a 1967, en San Carlos, Valencia, y San Fernando, Madrid, pensionado por la Diputación provincial de Pontevedra. Al concluir los estudios gana pensión de paisaje para El Paular. Se dedica a la enseñanza, como profesor de dibujo en Institutos de Enseñanza Media en Vigo, Santiago, Sanxenxo y Carril.
Durante cuatro años reside en Venezuela, país que recorre, así como otros de Sudamérica, lo que influye en su concepto del color y la forma. Realizó una amplia labor de ilustrador en el desaparecido diario «Arriba» y en otros medios.
Comienza a exponer muy joven, a principios de la década de los sesenta, en Vigo, y lo ha hecho en numerosas ciudades de España y Sudamérica. Ha viajado por Francia y el Norte de África. Poseen obras suyas los museos de Vigo, Sada, La Coruña y Pontevedra.
Sevillano cultivó inicialmente el paisaje, desde un expresionismo directo, en verdes y negros, para derivar hacia una composición de figuras muy personal, en la que la multitud juega un papel fundamental en escenas de la vida cotidiana. Una paleta caliente y lírica, y un temperamento poético, invade la pintura de este artista, que de la América hispana y autóctona nos trajo una tipología exótica, ambientada en fondos de oro y plata, como si de los iconos orientales aprovechara los ambientes para idealizarlos a su modo. A veces, vagamente influido por Chagall, nos da criaturas que levitan, semovientes que vuelan y pájaros que se humanizan, en ambientes donde todo es ingrávido y como si respondiera a una fábula primitiva recreada por Miguel Angel Asturias. Sus bodegones, de una etapa intermedia, tienen una gama neutra muy orquestada, en tierras, ocres y azules ocasionales, de sencilla y profunda emoción.
FRANCISCO LEIRO LOIS
Francisco Leiro Lois, pintor y escultor español.
Nace en Cambados (Pontevedra, Galicia) en 1957. De familia de artesanos, se incia en el oficio de la mano de su padre, cantero. Conoce la madera y el hierro al mismo tiempo que el "granito del país".
Expone por vez primera en su villa natal, en 1975. El año siguiente acude a Madrid, a una exposición colectiva de gallegos en la tradicional sala Toisón de la calle Arenal. Acude a las Bienales de Pontevedra y no es premiado. Las muestras de ARCO, en Madrid, cuentan con él desde 1986.
La Galería Malbourough, templo mundial del arte contemporáneo, se interesa por el gallego y lo «ficha» cuando el artista, no ha cumplido aún los 30 años, caso único en el mundo y que en Galicia sólo tiene una compañía, la del también pontevedrés Jorge Castillo, si bien éste llega a tal distinción cuando cuenta medio siglo de existencia.
Francisco Leiro: El Astronauta (Valdemoro, Madrid, 2001).Su obra aparece en lugares públicos: Estación de Renfe, en Vigo; Institutos de Enseñanza Media de Carril, Pontevedra; Concello de Vigo. La ciudad atlántica le encarga una obra, que ya se conoce por «El Sireno». Acero inoxidable sobre dos altísimas columnas de granito pulido, verdes y negras. Otea el mar y ausculta la ciudad en su vieja Puerta del Sol.
Su obra está en museos de arte moderno de todo el mundo. Las grandes colecciones e instituciones públicas se la disputan.
El propio artista suele llamar a algunas de sus piezas, «cousas», porque en cierto modo son indefinibles. Todas las materias son válidas para sus formas, aunque sin duda es la madera, los viejos y añosos troncos de carballos y castiñeiros de Galicia, donde mejor se expresa. Para Leiro vale la expresión atribuida a Miguel Angel de que escultura es quitarle al bloque lo que le sobra. A hachazos, a cuchilladas, a dentelladas casi, trabaja la materia, para darnos su peculiar visión trágica o irónica de la vida. Mutilaciones, rostros de ahogado grito desgarrador, humanidades ciclópeas, ideaciones y conceptos humanizados.
ARTURO SOUTO FEIJOO
Arturo Souto Feijoo nace en Pontevedra, en julio de 1902, hijo del magistrado y pintor Alfredo Souto Cuero, que fue su primer maestro.
Los diferentes destinos de su padre le llevan a vivir en Oviedo, Zaragoza, Lugo y A Coruña, hasta que se establece en Sevilla, en 1920. Su padre le inclina por una carrera más positiva, y cursa estudios de aparejador. Todos los años pasan el verano en Galicia, y los ambientes rurales y marinos influirán decisivamente en la inicial visión plástica de Arturo. El artista busca ambientes cerrados para sus acuarelas, como son los cafés cantantes e incluso las casas de lenocinio, apasionado por la figura femenina y en concreto por el desnudo.
En 1922 se instala en Madrid e ingresa en San Fernando, donde coincide con Dalí y otros artistas de posterior renombre. Aficionado a las tertulias, convive con escritores e intelectuales y traba amistad con Valle Inclán.
Hace el servicio militar en Vigo y realiza su primera exposición en 1925, año en el que participa en el Manifiesto de Los Ibéricos, con un grupo de inconformistas con el adocenado arte oficial de la España de aquel tiempo, que no quiere saber que existen Picasso, Juan Gris, Julio González, Gargallo y otros. En el grupo están Alberto Sánchez, Rafael Alberti, Manuel Angeles Ortiz, Francisco Bores, el vigués José Frau. La exposición de este grupo, en el Palacio del Retiro, constituye un grito y una revolución.
La corta pensión paterna la amplía Arturo Souto decorando porcelanas, y consigue dinero para su primer viaje en París, en 1926]. El segundo, en 1928, becado por la Diputación de Pontevedra. Se entusiasma con las nuevas corrientes estéticas de la capital francesa. Trabaja intensamente y se interesa por Giorgio de Chirico, cuya influencia acusará.
Regresa a España, participa en colectivas importantes y realiza muestras en 1929 y en 1930. Todas las técnicas le son accesibles: pastel, gouauche, acuarela, óleo. Un esteticismo dandi y cierto decadentismo preside la obra de esta época. Por medio del médico y poeta Luis Pimentel, del grupo "Ronsel", el Círculo de las Artes de Lugo le encarga seis paneles para sus salones. Obras en las que se plasma toda la personalidad del gallego. Viene la república y Souto se identifica con ella, significándose políticamente, al firmar el Manifiesto dirigido a la opinión pública y a los poderes oficiales. Conoce bien a pintores vascos, con alguno de los cuales, como el malogrado Aurelio Arteta, se identifica temática y técnicamente.
Se suceden sus exposiciones, en Madrid, Bilbao, A Coruña, Vigo. Su obra salta fronteras y se muestra en Cophenague y Berlín. En 1934 obtiene el premio de Roma, donde permanece hasta 1936, en cuyo mes de julio, encontrándose en Madrid, le sorprende la revuelta militar que deriva en guerra civil.
Participa activamente en la propaganda republicana con dibujos y carteles. En 1937 asiste al congreso internacional de escritores que se celebra en Valencia y expone en la Internacional de París, en el pabellón diseñado por Sert donde está el Guernica de Picasso, a quien ha conocido un par de años antes. En 1938 expone en Bruselas y es elogiado por el pintor James Ensor.
Concluye la guerra, con la derrota republicana, y en 1939, desde Valencia, Souto parte para el exilio. Se detiene en La Habana, donde expone, y después va a Nueva York, Los Angeles, Filadelfia. En 1942, por mediación de su amigo el diplomático y poeta Torres Bodet, se traslada a México, donde inmediatamente celebra su primera exposición y lo hará muchas veces, identificándose parcialmente con modos autóctonos que parten de los grandes muralistas.
En 1962 cruza el Atlántico, desembarca en Vigo y celebra una exposición en la desaparecida sala Velázquez. La muestra es un fracaso. Sus antiguos amigos apenas le hacen caso. Profundamente defraudado, recoge la obra, reniega de esas amistades y expone en Madrid, Bilbao y Compostela. Permanece en España hasta principios de 1964. En marzo regresa a México. Pintando, lo que le apasionaba y hacía magistralmente, fallece el 3 de julio siguiente.
Su obra se ha extendido por el mundo, figura en Museos de España y de América. Con motivo de la Bienal de Pontevedra, de 1984, se celebra una gran exposición antológica de pintor, que se repite en Vigo, en 1988.
Souto tiene muy diferentes etapas como pintor. Se inicia en un modernismo decadentista, elegante y mundano. La sucede otra muy francesa, con influencias que Van de Bonnard a Toulouse-Lautrec. Salta a la italiana, que recuerda a Chirico, y se entusiasma con el arte japonés, del que da una visión muy personal, de colorismo exquisito y exultante. La etapa americana es mucho más neutra de color, de intención racista, hierática, influida por el muralismo indigenista.
En medio, siempre, un pintor de mancha nerviosa, barroquizante, muy moderno, capaz de captar los más variados ambientes, desde las fiestas populares al mundo del mar y de la mitología.
EUGENIO GRANEL
Eugenio Granell nace en La Coruña en 1912. Estudió el bachillerato en Santiago de Compostela y se trasladó a Madrid a finales de la década de los veinte, para continuar su vocación musical. Falleció en 2001.
Acude a tertulias en el Madrid republicano y conoce a las principales figuras literarias, inclusive a Valle-Inclán.
En el periodo derechista de la República es detenido, pasa varios meses en la Cárcel Modelo de Madrid. Se integra en el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Durante la contienda, como militante republicano, es destinado a Valencia y Cataluña. Más tarde pasará al frente de Aragón.
La derrota republicana en la guerra civil le lleva al exilio. En Francia vive los campos de concentración, de algunos de los cuales consiguió fugarse. Conoce la invasión nazi. Consigue viajar a América en la diáspora republicana, con recuerdos de escritores como Orwell y Peret, que ha conocido.
Se unirá a las corrientes surrealistas, y llegará a exponer en Marx Ernst, Wifredo Lam y otros de ese movimiento, no las conocía antes de concluir la guerra sino por referencias del orensano Cándido Fernández Mazas. Se vincula a esos modos de expresión plástica cuando se encuentra en el Caribe, en Santo Domingo. Destaca tan pronto, que su primer gran cuadro lo adquiere el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Conoce a los grandes surrealistas franceses, incluido el «papa» André Breton.
La dictadura del general Rafael Leónidas Trujillo le invita a cambiar de isla, y marcha a Puerto Rico, donde establece contactos con intelectuales exiliados, como Juan Ramón Jiménez, Federico de Onis, Américo Castro]. Nuevo salto, a Estados Unidos; en concreto a Nueva York, donde es profesor algunos años, hasta jubilarse como emérito del Brooklin College, tras doctorarse.
Algunas de sus obras literarias se reeditan en España, como «Lo que sucedió...», que había obtenido el premio Don Quijote en 1967. Regresa con fama bien asentada de pintor, y sus exposiciones se suceden en España, con grandes elogios de la crítica. Exposiciones monumentales de su obra son las que se realizan en A Coruña y en el Centro Cultural de Caixavigo. Su obra está en museos de todo el mundo. Guarda escritos y testimonios de André Breton, Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, Miró, Pablo Neruda.
La pintura es cromatismo, en carmines, verdes, azules, negros, está dicho en siluetas perfectamente delimitadas, y sobre fondos contrastantes. Algo, y no poco, queda de las expresiones de Alberto Sánchez, con Julio González, innovador de formas que ha conocido este siglo.
Eugenio Fernández Granell fallece en Madrid en octubre de 2001. La Xunta de Galicia le concede a título póstumo la Medalla de Oro de Galicia 2001 por su trayectoria en el mundo de las artes.
Manuel Torres Martínez
Manuel Torres Martínez (*Marín (Pontevedra); 1901 –† 1995),
Pintor autodidacta de intensa y fecunda tarea como pintor, se dedicó a la enseñanza en escuelas públicas. Si primer destino lo tuvo en una parroquia viguesa, donde tomó contacto con el pintor Carlos Maside. Publica caricaturas, muy influidas por los modelos de Castelao, en diarios vigues durante los años veinte y la época de la República.
En 1927 fue becado por la Diputación Provincial de Pontevedra para estudiar en Madrid. En 1931 viaja a París con otra beca de estudios. Visita constantemente los museos, con el inagotable deseo de aprender.
Participa en la Muestra de Arte Gallego de Madrid, en 1928. Colabora en la prense madrileña y envía obras a la Nacional de Bellas Artes de 1932 con un cuadro que elogia el crítico Manuel Abril. Celebra exposiciones individuales en ciudades de Galicia. Ensaya diferentes modos de expresión, que van del óleo a la acuarela, en la que llega a ser un consumado maestro, pasando por el linóleo y otras técnicas de grabado.También talla figuras en madera, siempre buscando una tipología popular del mar o del campo gallego.
Durante la guerra civil se encierra en su villa natal de Marín y continúa pintando incansablemente. Vuelve a las exposiciones tras la contienda bélica. Se suceden en las ciudades gallegas con gran éxito. En 1982 se le dedica un antológica en la Bienal de Pontevedra, que se repetirá en 1990. Tambbién en Caixavigo realiza una antológica de la Marinense, dentro de su serie Grandes Artistas Gallegos, en 1987.
En 1992 el ayuntamiento de Marín le otorgó el título de hijo predilecto y procede a la inauguración de un museo monográfico del artista, la obbra del cual está presente en todas las pinacotecas de Galicia, así como en instituciones oficiales y colecciones particulares.
Fallece en 1995.
Pintor autodidacta de intensa y fecunda tarea como pintor, se dedicó a la enseñanza en escuelas públicas. Si primer destino lo tuvo en una parroquia viguesa, donde tomó contacto con el pintor Carlos Maside. Publica caricaturas, muy influidas por los modelos de Castelao, en diarios vigues durante los años veinte y la época de la República.
En 1927 fue becado por la Diputación Provincial de Pontevedra para estudiar en Madrid. En 1931 viaja a París con otra beca de estudios. Visita constantemente los museos, con el inagotable deseo de aprender.
Participa en la Muestra de Arte Gallego de Madrid, en 1928. Colabora en la prense madrileña y envía obras a la Nacional de Bellas Artes de 1932 con un cuadro que elogia el crítico Manuel Abril. Celebra exposiciones individuales en ciudades de Galicia. Ensaya diferentes modos de expresión, que van del óleo a la acuarela, en la que llega a ser un consumado maestro, pasando por el linóleo y otras técnicas de grabado.También talla figuras en madera, siempre buscando una tipología popular del mar o del campo gallego.
Durante la guerra civil se encierra en su villa natal de Marín y continúa pintando incansablemente. Vuelve a las exposiciones tras la contienda bélica. Se suceden en las ciudades gallegas con gran éxito. En 1982 se le dedica un antológica en la Bienal de Pontevedra, que se repetirá en 1990. Tambbién en Caixavigo realiza una antológica de la Marinense, dentro de su serie Grandes Artistas Gallegos, en 1987.
En 1992 el ayuntamiento de Marín le otorgó el título de hijo predilecto y procede a la inauguración de un museo monográfico del artista, la obbra del cual está presente en todas las pinacotecas de Galicia, así como en instituciones oficiales y colecciones particulares.
Fallece en 1995.
Tino Grandio
Tino Grandío (1925-1977) . Nacido en Lousada (Guntín, Lugo), sus primeros estímulos los recibe de un industrial pariente suyo, gran coleccionista de pintura y animador de empresas artísticas. Pensionado por la Diputación Provincial de Lugo, se instala en Madrid y se integra en el grupo de la Escuela de Madrid que fomenta las tertulias del Café Gijón, donde la presencia del joven gallego es constante junto a Díaz Caneja, Cristino Mallo, Francisco Arias.
Fue un pintor multipremiado desde que era muy joven, ya que en 1944 obtuvo el Provincial de Lugo, que repite nueve años más tarde, en escultura, faceta que cultivó escasamente. En las Nacionales de Bellas Artes escaló todos los puestos: tercera medalla en 1959, segunda en 1961 y primera en 1965. Fue también gran premio de la Dirección General de Bellas Artes y beca March, en 1965. Un año después fue gran premio y medalla de honor en la primera Bienal gallega, galardón que repitió en Marbella en 1971, tras recibir el disputado premio Repesa en 1968, hasta entonces el mejor dotado económicamente de España, por una interpretación libre de "La Venus del Espejo" de Velázquez.
Comenzó a exponer en 1957, con una muestra que le dio notoriedad, en la Dirección General de Bellas Artes, en Madrid. Después, sus muestras se sucedieron, en toda España y en París, Nueva York, Suiza, Alemania y Suramérica. Fue designado socio de honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Su obra figura en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, en casi todos los de España y en numerosos de Europa y América.
En los comienzos de su etapa madrileña vestía atuendo folclórico, y siempre tocó la gaita, dedicación que consideraba inexcusable como fuente de inspiración. Dibujaba de un modo inclasificable. Algunos de sus cuadros, como el retrato del General Franco, por supuesto que imaginario, son ya historia de la pintura contemporánea e historia de España.
La pintura de Grandío es de difícil definición. Salvo contadas excepciones, es casi monócrama, dicha en grises con blancos y algún negro atenuado. Sus composiciones de figuras son siluetas, apenas perfiladas, sobre las que mancha con materia muy tendida, ocasionalmente gruesa. Todo parece visto al través de una gruma densa o de cristales empañados. Fallece en 1977.
Tino Grandío (1925-1977) . Nacido en Lousada (Guntín, Lugo), sus primeros estímulos los recibe de un industrial pariente suyo, gran coleccionista de pintura y animador de empresas artísticas. Pensionado por la Diputación Provincial de Lugo, se instala en Madrid y se integra en el grupo de la Escuela de Madrid que fomenta las tertulias del Café Gijón, donde la presencia del joven gallego es constante junto a Díaz Caneja, Cristino Mallo, Francisco Arias.
Fue un pintor multipremiado desde que era muy joven, ya que en 1944 obtuvo el Provincial de Lugo, que repite nueve años más tarde, en escultura, faceta que cultivó escasamente. En las Nacionales de Bellas Artes escaló todos los puestos: tercera medalla en 1959, segunda en 1961 y primera en 1965. Fue también gran premio de la Dirección General de Bellas Artes y beca March, en 1965. Un año después fue gran premio y medalla de honor en la primera Bienal gallega, galardón que repitió en Marbella en 1971, tras recibir el disputado premio Repesa en 1968, hasta entonces el mejor dotado económicamente de España, por una interpretación libre de "La Venus del Espejo" de Velázquez.
Comenzó a exponer en 1957, con una muestra que le dio notoriedad, en la Dirección General de Bellas Artes, en Madrid. Después, sus muestras se sucedieron, en toda España y en París, Nueva York, Suiza, Alemania y Suramérica. Fue designado socio de honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Su obra figura en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, en casi todos los de España y en numerosos de Europa y América.
En los comienzos de su etapa madrileña vestía atuendo folclórico, y siempre tocó la gaita, dedicación que consideraba inexcusable como fuente de inspiración. Dibujaba de un modo inclasificable. Algunos de sus cuadros, como el retrato del General Franco, por supuesto que imaginario, son ya historia de la pintura contemporánea e historia de España.
La pintura de Grandío es de difícil definición. Salvo contadas excepciones, es casi monócrama, dicha en grises con blancos y algún negro atenuado. Sus composiciones de figuras son siluetas, apenas perfiladas, sobre las que mancha con materia muy tendida, ocasionalmente gruesa. Todo parece visto al través de una gruma densa o de cristales empañados. Fallece en 1977.